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“PREPARA TU PIEL PARA LUCIRLA”

Tod@s hemos oído hablar de lo importante que es exfoliar la piel, pues bien, vamos a dar algunas razones por las que conviene hacerlo de vez en cuando.

Las células de nuestra piel se renuevan constantemente. La exfoliación acelera este fenómeno natural, eliminando las células muertas que se acumulan en la superficie de la piel impidiéndole respirar, y estimulando la regeneración celular obteniendo una piel nueva.

Al aplicar productos exfoliantes mediante un ligero masaje activamos la circulación, desintoxicamos la epidermis eliminando células muertas y otras impurezas, permitiendo así una mejor oxigenación de las células, y prevenimos el envejecimiento cutáneo.

La exfoliación limpia y purifica, tonifica tu cuerpo, activa la micro-circulación, ayuda a combatir la piel de naranja y celulitis, y evita que el vello se enquiste.

Además, todas las cremas, ya sean hidratantes, antiedad o anticelulíticas, aplicadas posteriormente a la exfoliación, serán más eficaces ya que penetrarán mucho mejor en la piel.

Todo esto se traduce en una piel mucho más suave, brillante y flexible, además de ayudarnos a disimular cicatrices y marcas. El hábito de exfoliar la piel mejora su aspecto notablemente, tanto a nivel facial como corporal. Ahora que se acerca el buen tiempo, después del invierno, del frío, del aire… es aconsejable realizar una exfoliación profunda (facial y corporal), para que nuestra piel luzca fresca, brillante y uniforme.

Si queremos un bronceado bonito, uniforme y duradero, es muy importante una buena exfoliación preparatoria. Hoy en día tenemos a mano exfoliantes caseros, centros de spa y centros de belleza que nos ofrecen un sinfín de variedades en exfoliantes e hidratantes corporales tipo barro o mascarillas corporales. Es muy importante, también, hidratar la piel tras una exfoliación, restaurando así la piel.

¿Cuándo es el momento idóneo para una buena exfoliación?

El paso de una estación a otra suele ser un momento de cambio y adaptación para el organismo. Necesita cuidados especiales para conseguir hacer el tránsito sin arrastrar problemas producidos por la temporada anterior, así como para estar en plena forma frente a las nuevas condiciones climáticas. Y más al pasar de la efímera primavera al verano, ya que la piel suele estar dañada, seca y con áreas hiperqueratósicas (con durezas) o descamadas después de tantos meses tapada.

No olvidéis proteger vuestra piel ante los primeros rayos de sol, evitaréis las indeseables “manchas” y el “envejecimiento cutáneo”!!